Alejandro Campins

El horizonte y la niebla de Campins. (Entrevista).

Por Marcelo Morales

 
“El horizonte y la niebla de Campins”, por Marcelo Morales. ART OnCuba

Llegué medio dormido en la mañana a ese espacio zen que es el estudio de Campins, a ese universo zen que es Campins mismo, a esa paz. Siempre me intrigó la capacidad de Campins para hacer espacios con pocos elementos; pero más allá de eso, era la idea del horizonte dentro de esos elementos lo que más Ilamaba mi atención. Una curiosidad técnica, repito, pero una curiosidad que tenía algo de curiosidad espiritual al mismo tiempo.

Lo del horizonte es bastante intencional –me dijo– lo es en algunos cuadros, en otros es algo que sale casi de una manera inconsciente, tiene que ver un poco con la manera en que yo estructuro la composición a partir de una regla de la pintura que es la regia de oro. Esto tiene que ver con la manera de armar la composición para que te quede lo más ajustada posible, lo más proporcionada; pero siempre me llama la atención la idea del horizonte. Fíjate que Eduardo Ponjuán me dijo una vez en el ISA: «Compadre, no hagas más horizontes, porque el horizonte como que te condiciona». Y yo me quede con eso así dando vueltas y pinte algunos cuadros sin horizonte; pero me di cuenta de que el horizonte era importante para mí, a lo mejor no lo era para él pero para mí sí.

Y a lo largo de la historia eso ha sido como un elemento importante. Si tú te pones a ver la pintura de antes del renacimiento, te das cuenta de que el horizonte siempre estaba muy arriba, no había horizonte, la perspectiva era diferente, no? Lo que estaba arriba era como un tercer plano y, a medida que iba bajando la composición, los planos se definían. Después eso fue cambiando, Giotto dio algunos pasos en ese sentido, pero el tipo que cambió todo eso fue Tiziano, Tiziano fue quien bajó el horizonte, para que tú veas que detalle tan sencillo. Una cosa tan sencilla como esa te hace cambiar el rumbo de la pintura, porque incluso tú ves a Da Vinci y los horizontes están arriba; si te fijas en la Mona Lisa, el paisaje esta al medio y el horizonte está arriba, todo el horizonte está arriba, como muy arriba en el cuadro.

Al tu cambiar el horizonte hacia abajo, la figura humana adquiere otra dimensión, es una idea sencilla, pero hasta ese momento nadie lo había hecho. Incluso en la pintura china, el concepto de la perspectiva es con el horizonte arriba. Claro, lo de Tiziano tiene que ver con todos los aportes que hicieron los artistas del renacimiento a la perspectiva; pero el que bajó la línea del horizonte fue él. Yo tengo cuadros con el horizonte arriba, otros más abajo, lo muevo bastante, Para mí el horizonte siempre ha sido como una cosa… no sé, compadre, yo lo tengo como una cosa mágica, como una cosa así… porque cuando yo era chiquito, en mi casa, en Manzanillo, ¿tú has visto que Manzanillo tiene lomas?, bueno, yo vivo en una de esas lomas y tú te paras en la puerta de mi casa y ves el mar y ves el límite de la ciudad y el del campo y el horizonte es una cosa ahí marcadísima.

Hay muchos lugares en la ciudad donde no se ve el horizonte, pero desde mi casa siempre se ve. En Manzanillo pasa una cosa muy linda, recuerdo cuando yo me levantaba para ir a la escuela, salía y la ciudad siempre estaba en neblina, Actualmente eso sigue sucediendo, en muchos días del año pasa eso, es una ciudad muy húmeda, a mí siempre me Ilamaba la atención, había días en que eso era muy intenso y ya en la esquina tu no veías nada», se me perdía el horizonte.

¿ESO TENDRÁ QUE VER CON LOS CIELOS GRISES, ESOS QUE TÚ PINTAS?

Sí, a mí eso siempre me llamó la atención. Cuando yo me iba para la escuela, para mí eso era siempre una motivación y siempre tenía esa interrogante, en la niebla no se ve nada, no hay horizonte, nada. Era un juego que me encantaba y con el tiempo esa ha sido una cosa que me doy cuenta de que me ha marcado. Al final en el arte, aparte de todas las intenciones conceptuales que tú tengas y todo lo que hayas estudiado… hay algo que es lo que te motiva, mas allá de cualquier información conceptual.

Y me he dado cuenta de que esas son cosas que han condicionado mi manera de ver el arte, con los años vas incorporando otras. Esto tiene que ver con la idea del horizonte porque tiene que ver con la idea de la mente construyendo cosas, Al final, te das cuenta de que el horizonte lo construye uno, el horizonte no existe, la vida es espacio, el horizonte es un límite mental, un límite visual, al final te das cuenta de que eso no existe, tu buscas el horizonte y nunca lo encuentras.

CUANDO LLEGAS AL LUGAR, ¿YA LO ALEJASTE DE NUEVO?

Claro, entonces es como una proyección de la mente, pero una proyección de la mente muy inspiradora, porque me hace reflexionar en la manera en que se construye la realidad a través de los sentidos en general, una ilusión. A veces me pongo como un reto y no pongo horizonte en mis cuadros, por esa misma idea de que el horizonte es una ilusión, algo que no existe, ¿cómo hacer un cuadro donde no pongo horizonte pero a la vez dar esa sensación de espacio, esa sensación de atemporalidad?

Hablamos de muchas cosas más, de miles de otras cosas. Atravesé el pasillo del estudio, pasé frente a los cuadros del Chinito que pinta losas y de cuyo nombre no puedo acordarme, las losas fugaban en todas direcciones; pasé frente al estudio cerrado de Osvaldito, de los perros que ladraban en el patio y el punto central de mi recuerdo, mi punto de fuga, era ese niño entrando en esa niebla de la infancia, en esa niebla que no puedes tocar, un horizonte, al que no puedes llegar.

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